La historia de la Villa de San Vicente se remonta al año 1753, cuando Don Tomás de Coria y Bohorquez se estableció en estas tierras, construyendo una casa señorial que incluiría un oratorio. Este oratorio, dedicado a San Vicente Ferrer, un religioso dominico español, pronto se convirtió en un punto de encuentro espiritual para los vecinos del lugar.
Con el paso del tiempo, el oratorio atrajo a varios misioneros y se transformó en una parroquia, alrededor de la cual se fue consolidando un poblado que adoptó el nombre de Villa de San Vicente. Este desarrollo no solo marcó el inicio de una comunidad floreciente, sino que también estableció un legado de fe y unidad que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Hoy en día, la Villa de San Vicente sigue siendo un testimonio vivo de sus raíces históricas y espirituales, recordando a los visitantes y residentes la rica herencia cultural que comenzó con la visión y devoción de Don Tomás de Coria y Bohorquez. La parroquia sigue siendo un centro espiritual para la comunidad, manteniendo viva la tradición de encuentro y oración que inició en el siglo XVIII.
En resumen, la Villa de San Vicente es un lugar impregnado de historia y espiritualidad, que invita a sus visitantes a explorar sus orígenes y a conectarse con un pasado que ha dado forma a la identidad de esta encantadora comunidad.